Si se toca bien, consuela, pero si eres un negado como yo mejor toca la zambomba. Aún recuerdo una sesión de micro abierto en cierto bar que animó a un muchacho, tendría unos veinte años, que nos dejó sorprendidos... de horror.
Entonces no te invito a una audición mía: "ejecuto" sin la menor compasión la pieza más sencilla... Mi pobre guitarra, por eso, está ahí como el arpa de Becquer, "silenciosa y cubierta de polvo" Gracias, José Antonio.
No conocía esta canción, qué triste y qué bella es! No sé si será uno de los mejores ejemplos (mi proverbial mal oído me impide valorarlo) pero desde luego es un buenísimo ejemplo de la conjunción que dices: guitarra, voz, tema...
Qué imagen tan hermosa, hermana. Esa guitarra ambivalente que lo mismo sirve para herir que para sanar la herida... Como las palabras o las miradas. Supongo que todo depende de quién y cómo las utilice. Un abrazo.
El sonido de una guitarra puede ser el bálsamo de Fierabrás o el dedo en la herida... Estoy recordando algo de Borges, que todo lo dice de manera certera y sublime; son los últimos versos de un soneto: "Un símbolo, una rosa, te desgarra y te puede matar una guitarra." El soneto es buenísimo, seguro que lo conoces, pero si quieres te lo paso.
Pobre de aquel que no alcance a emocionarse con el sonido de una guitarra, o con la magia de un verso, o con la sonrisa de un niño. Lastima que yo no sepa tocarla porque me encantaría arrancarle, de su caja sin fondo, muchas notas.
Palo santo
ResponderEliminarde seis cuerdas vocales
e innumerables gemidos
para sonrojo del silencio...
Besos.
Precioso poema, acróbata, éste sí que es un gran homenaje a la guitarra.
EliminarMuchas gracias y
un beso!!
Si se toca bien, consuela, pero si eres un negado como yo mejor toca la zambomba. Aún recuerdo una sesión de micro abierto en cierto bar que animó a un muchacho, tendría unos veinte años, que nos dejó sorprendidos... de horror.
ResponderEliminarUn abrazo.
Entonces no te invito a una audición mía: "ejecuto" sin la menor compasión la pieza más sencilla... Mi pobre guitarra, por eso, está ahí como el arpa de Becquer, "silenciosa y cubierta de polvo"
EliminarGracias, José Antonio.
Un abrazo!
No puedes llevar más razón, y si va acompañada de voz, letra y dedicatoria ni te digo.
ResponderEliminarNo se si lo conocerás pero te dejo uno de los mejores ejemplos, bajo mi punto de vista:
http://www.youtube.com/watch?v=Rj02LmHe20Y
Un abrazo!
No conocía esta canción, qué triste y qué bella es! No sé si será uno de los mejores ejemplos (mi proverbial mal oído me impide valorarlo) pero desde luego es un buenísimo ejemplo de la conjunción que dices: guitarra, voz, tema...
EliminarMuchas gracias, Miguel
Muchos besos!
Qué imagen tan hermosa, hermana. Esa guitarra ambivalente que lo mismo sirve para herir que para sanar la herida... Como las palabras o las miradas.
ResponderEliminarSupongo que todo depende de quién y cómo las utilice.
Un abrazo.
El sonido de una guitarra puede ser el bálsamo de Fierabrás o el dedo en la herida... Estoy recordando algo de Borges, que todo lo dice de manera certera y sublime; son los últimos versos de un soneto:
ResponderEliminar"Un símbolo, una rosa, te desgarra
y te puede matar una guitarra."
El soneto es buenísimo, seguro que lo conoces, pero si quieres te lo paso.
Mil besos!
Pobre de aquel que no alcance a emocionarse con el sonido de una guitarra, o con la magia de un verso, o con la sonrisa de un niño. Lastima que yo no sepa tocarla porque me encantaría arrancarle, de su caja sin fondo, muchas notas.
ResponderEliminarTodo es ponerse... aunque yo me he puesto algunas veces y no hay modo de que encontremos nuestros mutuos acordes. Seguro que tú podrías.
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