martes, 29 de abril de 2014
La fragilidad de las burbujas
Quiero entrar nuevamente en la burbuja protectora
de un tiempo nuevo y nuestro,
de un mundo en exclusiva y a medida
donde poder hablar o no decir nada,
mirarnos o mirar por la ventana
buscando la constelación de piscis
y sentir el calor zigzagueando por la piel,
abrazarnos para zarpar juntos
hacia un lejano sueño de espejismos,
de lluvia y fuego y viento...
Quiero lágrimas de felicidad
que me pongan una bolita de tibieza en la garganta.
Quiero...
Pero la almohada pone las cosas en su sitio.
Se apaga la luna.
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"Quiero..." Para mí, ahí termina y comienza el poema. Pues, mientras quieras, no habrá almohada ni luna oscura capaces de vencer tu anhelo. No querer, esa es la peor condena.
ResponderEliminarQue tengas un buen, buen día!
Entonces habrá que seguir queriendo :)
EliminarGracias, Loam.
Salud!
Este poema María te lleva por la Calle de la Ilusión de todas las ciudades que en el mundo son. ¡Qué bien, qué bien... grita algo dentro cuando uno piensa en lo que hemos sufrido, y en lo que sin duda nos merecemos!
ResponderEliminarPero este poema es un poema viajero que ha tropezado en la esquina sucia de cualquier suburbio de cualquier ciudad, este poema yace inconsciente en cualquier esquina oscura de cualquier ciudad oscura.
Y cuando este poema apaga la luna, uno siente de pronto que sus células son de luz, que necesitan la luz. Por eso estas palabras que no son un sueño, ni un deseo.
Estas palabras quieren llegarnos al corazón, y lo consiguen.
Un beso.
Muchas gracias por tus palabras, Santiago.
EliminarSi alguna de las mías, alguna vez, llegan a otro corazón, yo me siento más que contenta.
Un beso!!
Cuando se apaga la luna se encienden nuestros sueños. Y, cuando eso sucede, ya todo es posible.
ResponderEliminarY si todo es posible, volvemos a encender la luna y lo que haga falta...
EliminarUn abrazo, Pepe.
Mira que va a sonar el despertador...
ResponderEliminarAbrazos, siempre
Ya sonó, sí...
EliminarSiempre termina sonando el despertador.
Abrazos, Amando!
Me gustaría que eso que quiere tu protagonista se hiciera realidad y que la lágrima furtuvia pudiera cambiarse por una perla de alegría que bajara por su mejilla.
ResponderEliminarUn abrazo y feliz martes querida amiga.
Estoy segura de que esa mujer se siente feliz con tu maravilloso deseo, Rafael.
EliminarGracias, amigo.
Un fuerte abrazo.
Estoy totalmente de acuerdo con Loam, para mi el poema acaba en "Quiero...", y me gusta mucho.
ResponderEliminarUn abrazo!
Agradezco mucho tu opinión, Miguel, y tu presencia.
EliminarUn abrazo fuerte!!
Querida María tus poemas los puedo hacer míos y me encanta. Hoy he empezado a pegar fotos en un albun, en el escribo poemas también, el tuyo lo copio ahora mismo.
ResponderEliminarGracias!!!! Un abrazo grande
Conchy, no te haces idea del gran honor que me haces poniendo mis palabras en ese álbum tuyo.
EliminarMuchas gracias.
Un abrazo enorme!!
Precioso, María, me recordó el poema de Safo:
ResponderEliminarDivina Afrodita, de trono adornado,
te ruego, hija de Zeus engañosa
no domes, Señora, mi alma
con penas y angustias...
...y al punto llegaron; y tú, con semblante
sonriente, oh diosa feliz, preguntabas
qué cosa hoy tenía, y por qué
volvía a llamarte
y qué deseaba obtener en mi alma
enloquecida: "¿A quién quieres que ahora
conduzca a tu amor? ¿Quién es, Safo,
quién tanto te daña?
Porque si hoy te evita, te buscará pronto,
si hoy no los toma, querrá dar regalos,
si no ama, te habrá de querer
pesándole pronto.
Beso.
¿Qué te puedo decir, 81?... que pongas a la gran poeta de Lesbos cerca de mis palabras me honra. Pero sobre todo me produce el gran placer de tu presencia y de la suya.
ResponderEliminarGracias!!!
Un beso.