jueves, 6 de febrero de 2014
Quizá...
Quiero verte. Me caigo de sueño.
Te espero, sin embargo...
Y sé que no vendrás.
Hago tiempo. Leo a saltos
mientras presto una atención distraída
a un debate de personas muy sesudas
que hace rato que aburren a las piedras.
Cambio el dial a un concierto.
Pasa el tiempo.
Una onda de vacío me llega de golpe al corazón
desde el epicentro del ombligo.
No hay más márgenes,
no.
Dejaré que me cubra la noche
suave como una manta.
Quizá nos encontremos en el pasillo
de alguno de mis sueños.
Quizá...
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Es fácil que en ese pasillo de los sueños ambos se encuentren y como dos viejos conocidos se amen sin palabras.
ResponderEliminarUn abrazo.
Los sueños son el lugar donde todo es posible. Hasta lo imposible.
EliminarUn abrazo, amigo.
Quizá... esa maravillosa y, al mismo tiempo, triste palabra.
ResponderEliminarUn abrazo María.
Esos quizá que algunas veces nos salvan, como si fueran un flotador con el que sorteamos alguna resaca de desesperanza :)
EliminarUn abrazo para ti, Miguel.
María, sigue tirando de la manta de tu melancolía, porque, de cada tirón que pegas, afloran versos y relatos maravillosos. Un abrazo. Pepe
ResponderEliminarMuchas gracias, Pepe. Ya sabes que el mundo de las palabras es infinito, aunque la vida vaya por otros derroteros.
EliminarUn abrazo!!
Dicen que quien espera desespera, al amante, al amigo, al futuro. Es triste, pero es así: seguramente nadie vale más que nosotros. Aquí y ahora.
ResponderEliminarUn abrazo.
Quien espera también encuentra gratificaciones inesperadas y atractivas :)
EliminarYo estoy en ese camino del aquí y ahora, escribir pamplinas es una forma más de vivir algunos ratos.
Un abrazo, José Antonio.
Tan estupenda como siempre. Gracias, María.
ResponderEliminarBeso.
Gracias, José Mª, tú siempre eres generoso.
EliminarUn beso!!.