Cuando me invaden los dioses del estruendo
(carrusel de palabras, trompetas estridentes,
verbos envenenados)
yo lanzo una plegaria de silencio
y escribo a solas un grito
uno solo
desde mi corazón inhabitable.
Siempre es en legítima defensa.
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En una época en la que muchos se quejan, siempre pienso que los que callan son los que sufren más. Yo no soy de callarme, y eso que soy tímido. Y tú parece que tampoco.
ResponderEliminarUn abrazo.
He cogido la costumbre de habitar grandes silencios(en lo personal) aunque alguna vez noto en mi interior un grito, una salida de presión, como la válvula de la olla exprés :)
EliminarUn abrazo, José A., y gracias.
Me suena eso de "escribir en silencio.
ResponderEliminarUn abrazo.
Estoy segura de ello, Rafael, también te leo.
EliminarGracias.
Un fuerte abrazo.
Yo no se escribir ni un solo grito, pero me encanta leer a quien si sabe, y al hacerlo tengo la grata sensación de que he gritado yo también
ResponderEliminarMe haces un honor al compartir ese grito conmigo conmigo, Conchy, y te lo agradezco mucho.
EliminarUn placer "conocerte".
En esos momentos me cosquillean los dedos y se ponen a escupir cuando les dejo coger un boli...
ResponderEliminarEntiendo que conoces perfectamente esos desgarros de la tinta cuando la dejas circular libremente... y hay que dejarla, creo :)
EliminarHombre, desde luego. Qué trallazo, amiga!!
ResponderEliminarMe gusta.
Besos mil!
Yo también debería aprender a guardar silencio... te lo digo en serio o en Sirio (jajaja)
Y en serio (y desde Sirio) te digo que tú sabes de sobra cuándo callar o no, querida amiga.
EliminarBesazos!!
Pues te defiendes muy bien. Un abrazo. José
ResponderEliminarMuchas gracias, José.
EliminarCon el tiempo se va aprendiendo a manejar el cóctel Molotov del grito aislado. A veces me estalla encima, eso sí :)
Un abrazo para ti.
No hay mejor abogado que el grito de un corazón inhabitable = )
ResponderEliminarY con tarifas bastante aceptables: nunca llegan a la libra de carne ;)
EliminarUn beso.