Yo, que soy hijo único, te diré que, a veces, me alegro de que se olviden un rato de mí. Me agobia la gente tanto como la soledad absoluta. Y escribo para olvidar el olvido.
Comprendo bien. No, a mí no me agobia la soledad, vivo con ella, pero hay olvidos a los que les cuesta cicatrizar. Y, como tú, escribo a veces para olvidar ese olvido, a veces para consolarme y la mayoría de las veces para divertirme sin más (y sin menos) Un abrazo enorme.
Amarga tarjeta, en verdad... Espero que pronto se restañen las lágrimas de tu protagonista.
ResponderEliminarUn abrazo.
Son sólo heridas que van y vienen, ella las conjura así.
EliminarUn fuerte abrazo, amigo.
Nada es eterno.
ResponderEliminarCálzate las botas y camina, embriágate de luz y aire.
...y cuídate.
Salud!
No sólo las botas, hasta he nadado estos días de mar de otoño en calma absoluta... Un privilegio impensable!
EliminarSalud, Loam!!
Sutil como el vuelo de un colibrí.
ResponderEliminarYa me gustaría, Pepe...
EliminarUn abrazo desde el sureste.
Yo, que soy hijo único, te diré que, a veces, me alegro de que se olviden un rato de mí. Me agobia la gente tanto como la soledad absoluta. Y escribo para olvidar el olvido.
ResponderEliminarUn abrazo.
Comprendo bien. No, a mí no me agobia la soledad, vivo con ella, pero hay olvidos a los que les cuesta cicatrizar. Y, como tú, escribo a veces para olvidar ese olvido, a veces para consolarme y la mayoría de las veces para divertirme sin más (y sin menos)
EliminarUn abrazo enorme.
:-( pero al final se largará cargándose de recuerdos.
ResponderEliminarSiempre aparecen nuevas experiencias que nos cambiarán.
Ánimo
Siempre se largan, hasta los olvidos :)
EliminarMuchas gracias, Oski!
Para muestra un botón.
ResponderEliminarDa gusto leerte.