Esto es muy dramático y grandilocuente para días sin pretensiones, como suelen ser los míos
Pero
Son días torpes, que parece que entran en el despertar como dando un traspiés.
Hoy, por ejemplo, yo esperaba un ligero deslizamiento por las horas hasta que la mañana cayera imperceptible en la tarde, y la tarde en la noche...
Pero a poco de empezar a usarlo, se me rompió el día.
Lo noté ya desde primera hora de la mañana.
No era sólo el mal tiempo, el viento, las nubes blancas cargadas de polvo...
No era que además me había quedado sin café. No.
Es que el día llegó como sin ganas, porque tenía que llegar, que si no, se queda en la noche anterior.
Yo lo noté.
A tu protagonista le pasó hoy y a otros les ocurrió ayer, o anteayer. Es algo inevitable María. A veces, cualquier cosa, nos desestabiliza y hace que un día que podía ir sobre ruedas "nazca con vocación de fracaso", como tú bien señalas.
ResponderEliminarUn abrazo y feliz día. (A pesar de todo)
Esos días y los demás son parte de nosotros y de nuestro particular equilibrio.
EliminarPretendí ser un tanto irónica con éste, que parecía tener voluntad propia...
Un abrazo, Rafael y muchas gracias.
Me encanta oír el sonido de las plaquitas de broce que mueve el aire de tu página.
ResponderEliminarPorque a todos nos amanecen días así, he recordado el poema de Ángel González: "AYER" , supongo que lo habrás leído, pero no me resisto a mandártelo, aunque sea incompleto.
Ayer fue miércoles toda la mañana
Por la tarde cambió,
se puso casi lunes,
la tristeza invadió los corazones
y hubo un claro
movimiento de pánico hacia los tranvías
que llevan los bañistas hasta el rio...
...la noche llegó pronto y se encendieron
amarillos y cálidos faroles
y nadie pudo impedir
que al final amaneciese
el día de hoy
tan parecido
pero
¡tan diferente en luces y en aroma.
Por eso mismo,
porque es como os digo,
dejadme que os hable
de ayer una vez más
de ayer: el día
incomparable que ya nadie nunca
volverá a ver jamás sobre la tierra.
Y perdóname, cada vez te pongo comentarios más largos.
Un abrazo.
Las plaquitas las encontré casualmente en un sitio que ponía "campanitas chinas" o algo así. Me gusta ese sonido, como a ti.
EliminarCuando conocí la poesía de A. Glez. quedé fascinada y leí una y otra vez "101+19=120"
Muchas gracias por ese poema: no te resistas a esos impulsos, por favor.
Un abrazo.
Hay muchos días que no debieron serlo.
ResponderEliminarCreo que todos traen algo en sus manos de tiempo, José.
EliminarMi abuela, que era de Murcia y una mujer sabia, decía que "de todo quiere Dios un poco".
Gracias.
Un abrazo.