miércoles, 29 de agosto de 2012

Derivación final y breve



"¡Corazón! ¡Le olvidaremos!"
            Emily Dickinson                                                                                      
                                                                               

Mi corazón
herido por disparos de silencio
saltó desde su jaula de costillas
y se estampó en un charco de locura...


(Tranquilo, corazón, le olvidaremos)

8 comentarios:

  1. ¿Qué comentario dejaré en estos versos tan breves?
    Sé que duele el corazón herido por el silencio y duele sin ser dolor la herida que no sutura y se desgrana en tus versos.

    (Como dice María, tranquilo corazón te queda la poesía).

    Un abrazo en la tarde.

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  2. José María Araus29 de agosto de 2012, 18:42

    ¡Qué maravilla!¿Como podría conseguir algún poemario tuyo?

    ¿Te gusta Amalia Bautista?

    "Todos necesitamos que nos quieran.
    Algunos infelices, sin embargo
    no sabemos vivir para otra cosa."

    Pasa una buena tarde.
    Beso.

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  3. Extraordinario, Mare, es una deliciosa joya. Certero, conciso… hermoso.

    Besitos.

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  4. Un abrazo enorme, Rafael, que siempre encuentras la forma de comentar un texto, aunque sea tan breve como en este caso.

    Es precioso lo que dices y te lo agradezco mucho. Nos queda siempre la poesía, ese maravilloso salvavidas de sentimientos pespunteados en palabras.

    Feliz día.

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  5. Si vieras, José María, sonrío con placer leyendo lo que dices, porque me siento muy halagada... pero no tengo poemario alguno, sólo estos intentos balbuceantes que caen por aquí y algunos otros que, de puro patéticos, siguen en su cajón.

    Pero que te guste alguno ya es un regalazo para mí. Como lo es ese poema que dejas, que me ha conmovido por completo: es tan certero... No conozco -no conocía- a Amalia Bautista, cosa que voy a corregir ahora gracias a ti. Me parece una maravilla esos tres versos que contienen tanto.

    Que tengas un buen día.
    Un abrazo.

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    Respuestas
    1. Qué visual, María, y cuánto encierra. Pero el corazón no olvida, aprende a vivir en el silencio hasta encontrar nuevos susurros que digan. Aprender del propio silencio es versar la emoción y los sentimientos que duelen, expiando así parte del daño, hasta sentir un leve hueco solo, allí, alojado en la llevadera nostalgia que conformarán los días de tu vida.
      Precioso, María, menos mal que dices dar solo balbuceos. Sigue balbuceando... Lo haces estupendamente.
      Un abrazo grandote.

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    2. Muchas gracias, Mafalda, por este comentario tan maravilloso... El corazón no olvida pero aprendemos a vivir entre susurros de recuerdos, que son un gran recurso siempre.

      Y muchas gracias por tu amabilidad, siempre.

      Un abrazo, en un día lleno ya de rumores y colores del otoño.

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  6. Muchísimas gracias por esas apreciaciones tan generosas, Mª Carmen, tan generosas como siempre tú lo eres.

    Un montón de besos.

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