Hoy empieza el curso escolar en mi comunidad.
Veo pasar a los chiquillos con las mochilas nuevas, con las miradas nuevas, con las sonrisas oscilantes entre la ilusión y la incertidumbre, camino del colegio. Algún juguete asomando por una mano cerrada, por un bolsillo...
Niños, niños... Preciosos proyectos de futuro, entes tan completos ya. Los miro y siento su fragilidad y su gran fortaleza, y me dan alegría y pena. Me gustan y me asusta su inagotable energía instantánea. Temo por lo que la vida les irá ofreciendo: tenemos este patio tan revuelto siempre...
Encontrarán a su paso maravillas, tendrán mil cosas que aprender, que hacer, que destruir...
Niños, prefiero no pensar en todo lo que tenéis por delante: me agota imaginarlo.
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