Me gustaría pasear contigo una tarde de primavera, da igual por dónde, pero cogidos de la mano y oliendo a tierra fresca.
Me gustaría estar contigo una mañana de verano corriendo por una playa calurosa, y llenarnos de arena y jugar con el agua.
Me gustaría ver contigo un crepúsculo de otoño, justo cuando las nubes se alejan y el cielo de pronto es de puro cristal.
Me gustaría, un día cualquiera de invierno, mirar contigo por la ventana las calles vacías y heladas, mientras nos contamos viejos cuentos fabulosos.
¡Me gustaría tanto!.
Pero es inútil: estamos atrapados en la estampa fija de un baile ajeno, de un tiempo amarillo, de un mar con aguacero...
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