martes, 15 de mayo de 2012

¿Existo?


Una amiga me preguntó hace unos días si existo. Mi amiga hace ese tipo de preguntas, y tiene sus razones, pero de entrada descoloca bastante enfrentarse a semejante enigma sobre la propia existencia. Yo suelo sacar mi lado más frívolo ante cuestiones de difícil solución y respuesta, y salgo por los cerros de Úbeda poniendo un parche provisional a la brecha de desconcierto. 
Pero esa pregunta, aunque hecha en un contexto muy preciso, se quedó remoloneando por los circuitos cerebrales y, de vez en cuando, asoma la patita. Es lo que tienen las preguntas de hondo calado, que requieren respuestas y exigen que haya que pensárselas un poco.
Mi amiga me preguntó "¿Tú existes?" y como en el momento en que lo dijo no tuve yo tiempo de recurrir a filósofos y pensadores varios que me orientaran en la respuesta, contesté -cautamente- que no estaba segura de esa existencia mía porque me percibía siempre vagamente. Algo así contesté, así de impreciso y de huidizo, no recuerdo bien -lo que de verdad no existe en mí es una memoria fiable-
Pasados unos días, la pregunta sigue rondando ahí dentro y, a la que me descuido, me asalta; por ejemplo, cuando el cuerpo se abandona al calor y la molicie, la mente, por distraerse, empieza a vagabundear y se encuentra de golpe con la pregunta, entre sinapsis neuronales más o menos achicharradas: "¿Existo?" La pregunta reluce como un neón inquietante. La espanto momentáneamente contestando con desgana que existo a ratos y no siempre de la misma manera, y no siempre con gusto... 
El neón de mi cerebro parpadea y creo que se autoelectrocuta por no escuchar tonterías.

4 comentarios:

  1. jaaaaaaaaaaa.....
    A ratos, siempre a ratos.
    Cuando me necesites, silba y seguro seguro que existo.

    (qué risa, eres como el Principito)
    Un besazo.

    ResponderEliminar

Gracias por dejar tu comentario.