jueves, 5 de abril de 2012

A veces


A veces la vida me besa.
Raramente sucede, pero sucede alguna vez.
Cuando eso pasa, de pronto me sorprendo pensando que vale la pena ser quien soy, pese a todo.
Encuentro algunos aciertos en mis montones de errores, y hasta puedo creer que muchos de esos errores fueron de los mejores aciertos.
Puedo considerar que son ventanas a la esperanza los agujeros devastadores de mi alma.
Que mis derrotas no son tan estrepitosas, ni mis fracasos tan definitivos.


(Entre el humo de la chimenea -que no tira bien por efecto del vendaval- y las cebollas que he troceado, no paro de llorar. 
Pero hace rato que dejé las cebollas en la sartén, y ahora el humo  sube vertical, chimenea arriba, a su salida. 
Y yo sigo llorando.
Pero a veces la vida me besa y entonces...)

2 comentarios:

  1. "¡Cómprenlas! son menudas melancolías de bolsillo, de las de andar por casa, de la de a euro el kilo..."

    Póngame dos kilos de esa melancolía reciclada, yo se la compro. La compartiré con Agustina y eso que odio las orugas. No soporto verlas de procesión, una tras otra, formando una hilera interminable que atraviesa el monte. Pero eso no importa. Lo fundamental es que la vida no solo te ha besado hoy, sino que lo hace siempre, hasta en los errores que jamás lo son, sino lecciones que te han hecho crecer y ser quién eres: un magnífico ser humano.

    Si, la vida nos besa y entonces...apareces tú.

    Besos y un fuerte abrazo.

    ResponderEliminar
  2. ...y entonces aparece una amiga de los mares de un poco más al norte, pero del mismo mar que compartimos, y me deja palabras hermosas y yo ya no tengo humo en los ojos...
    Te regalo montones de besos de los de ponerse con cualquier cosa, porque sientan bien con todo. Estos no los vendo, son para mi gente :)
    Un abrazo, amiga mía.

    ResponderEliminar

Gracias por dejar tu comentario.