domingo, 8 de septiembre de 2013

De pronto me llamaron


De pronto me llamaron:
"¡María!" 
y yo paré mis pasos 
y volví la cabeza
(para ver que él no estaba
como siempre, hace tanto)

Un hombre caminaba como en sueños
por el borde roto del malecón;
lanzaba su mirada tercamente
mar afuera, hacia el sur tan cercano
de la costa africana.
No me llamaba a mí, si es que llamaba.

Un gran pájaro oscuro
pasó bajo la nube de tormenta
en círculos hipnóticos.

Estábamos los tres tan solos...
y el mar batía su furia en la escollera
barriendo la esperanza.

Pasó hace siglos, es cierto,
pero yo aún quiero convencerme
de que eso no fue triste.

7 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. Uf... me has emocionao, hermana.
    ¿Y qué pasa si fue triste?
    ¿Acaso las tristezas no son tan nuestras como las alegrías?
    A lo mejor lo importante es que fue.
    Un abrazo enorme.

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    Respuestas
    1. Tan nuestras y tan dignas de ser recordadas :)
      Quizá lo importante no es nada de estas cosas que se me ocurren (hoy mi nihilismo impera por aquí, por mis alrededores, producto de mirar al mundo)

      Un abrazo enorme, que siempre me sujeta.

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  3. Me ha gustado mucho, especialmente el primer fragmento, tiene algo especial.

    Un abrazo!

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  4. Y es que, seguramente, eso no fue lo triste...
    Un abrazo en la noche.

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    1. Seguramente, Rafael... lo triste va quedando por las trastiendas de la vida.

      Un abrazo, amigo.

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