martes, 7 de mayo de 2013

...hasta el Finis Terrae


Y así acabé el Camino, con mis botas al filo del acantilado en el cabo de Finisterre, tratando de conseguir una imagen del estallido de las olas contra las rocas de allí abajo -tan, tan abajo- sin darme cuenta de que mis pies se interponían entre el objetivo del teléfono y la imagen que quería captar. Luego me gustó la metáfora y no la borré.
La sensación increíble de haber atravesado andando prácticamente todo el norte peninsular me deja embobada, emocionada y con ganas de seguir adelante, de sacar unas alas blancas y echar a volar sobre la masa atlántica, sobre los farallones puntiagudos...

Las hadas, duendes y elfos que salían a saludarnos por los bosques últimos quedaron atrás, con sus vidas enredadas entre los helechos renacientes; atrás quedaron los troncos maravillosos de castaños centanarios y los riachuelos que se forman por los caminos en cuesta apenas empieza a llover, caminos-torrenteras que no acaban de secarse nunca...

Los amigos encontrados se fueron a sus respectivos lugares de destino. Me dieron muchas cosas impagables y siguieron su camino: nunca nos olvidaremos, estoy segura. Con el tiempo quizá se vayan fundiendo las imágines y mezcle en mi recuerdo a F con J y con E y V. Pero no importa, su paso por mi vida ha dejado una impronta que permanecerá.

Nunca olvidaré que se puede bailar como si estuvieras sola estando rodeada de gente, que se puede coger de la mano a un desconocido para que no llore solo, que las fronteras de los idiomas -y otras- se saltan sin tener que pasar por aduanas académicas y sin pagar las tasas de los prejuicios, que se puede aprender algunas palabras de swahili mientras se sube a O Cebreiro y al mismo tiempo reir y respirar...

Me preguntaba antes de irme por qué me gusta el Camino, por qué vuelvo siempre a esas sendas, qué me lleva allí... ¡qué tontería de pregunta!: el camino es la meta, no necesita motivos ni explicaciones.

Cuando era muy pequeña quise irme con un circo que pasó una vez por mi pueblo, cosa que no conseguí. Mi familia pensó -y mantuvo toda la vida- que yo quería ser titiritera, pero en realidad lo que yo quería -supongo ahora, desde esta distancia sideral de años- era vivir por los caminos...

16 comentarios:

  1. "...coger de la mano a un desconocido para que no llore solo", seguramente él te echará ahora en falta pero nosotros volvemos a tenerte y mira que sonrisa tan grande has conseguido dibujar en nuestro rostro.

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    1. Una sonrisa... sólo por eso había que volver :)

      Muchas gracias!

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  2. "Y así acabé el Camino...". Y así, ahí, al borde de ese acantilado, comienza -o prosigue- otro en el que otras manos requerirán las tuyas para no llorar a solas, para alegrarse juntas, para vivir.
    Bienvenida, luminosa caminante.

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    1. Gracias, Loam. El camino sigue aunque parezca que ha llegado el final, por eso me gustó la metáfora de las botas al borde del acantilado.
      Un abrazo.

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  3. El camino es la meta, en efecto, como Ítaca es el viaje. Y tú has llegado, hermana, a la meta y (perdón por la moñez) nuestros corazones.
    Un abrazo enorme.

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    1. El camino es como ese viaje, pedimos "que sea largo, lleno de aventuras, lleno de experiencias..." y que además de cíclopes y lestrigones en él estéis los amigos.
      Mil besos.

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  4. Puede que esa roca sea el inicio de otro camino con nuevas gentes, nuevas sensaciones y sentimientos, diferentes vivencias y sueños... en fin, lo importante es hacer caminos que nos aporten metas en el paso particular por la vida.
    Es increible la de cosas que uno puede llegar a experimentar simplemente popniendo un pie delante del otro.
    Besos caminantes.

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    1. Espero que sea así, que ese fin del camino sea el portal de otro: siempre hay caminos que empezar, cosas nuevas que descubrir y gente que conocer... Y a mí me eso me gusta mucho!

      Muchos besos, Gloria.

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  5. Preciosa la foto del mar, con razón en otra época la gente pensaba que si te alejabas un poquito más de la cuenta caías en el abismo.

    Me alegro de que haya ido bien el camino = )

    Un abrazo!

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    1. Intentaba no caerme mientras la hacía, quizá por eso no me asomé lo suficiente y saqué los pies :)
      Gracias, Miguel.
      Un abrazo.

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  6. José María Araus8 de mayo de 2013, 16:10

    Bienvenida, María.

    ¿Dejaste tus botas en Fisterra? Si así fue, ojalá se quedara con ellas todo lo malo pasado. Y que con las nuevas recorras un Camino mejor.
    Beso

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    1. Gracias, José María.
      No, no las dejé en Fisterra, de allí me fui a Muxía, a terminar en el "fin del fin" del camino, que dicen.
      Pero lo malo se ha desgastado paso a paso y seguro que ahora están mucho más ligeras de lastre; cuando vuelva a usarlas me sentiré como Mercurio el de los pies alados.
      Un beso.

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  7. Fíjate, María, qué cerquita has estado de mi casa haciendo el camino, menos de una hora... No te lo dije antes, cuando me enteré de que lo emprendías, porque aún no me permiten conducir... Pero me hubiera encantado recogerte al pie de la catedral y que tomásemos un "pulpo á feira" regado con un albariño. Además, por lo que he leído, piensas volver a hacerlo, así es que espero que para entonces podamos hacerlo. Mi casa acoge a caminantes, llorosos o sonrientes, ambas cosas son necesarias.
    Me alegra infinito que tu caminar fuese bien y que los duendes, hadas y elfos te sigan susurrando para que nos cuentes esa historias que escribes tan bien.
    Un abrazo grande.

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    1. Ay, Mafalda, me hubiera encantado encontrarme contigo en esa escalinata y echar un rato con ese plan que propones o con un simple café. Espero que la próxima vez pueda ser y sobre todo espero que tú estés muy, muy bien.
      Gracias por tener esa casa acogedora, gracias por ser tan acogedora :)

      Un abrazo enorme.

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  8. "Se puede bailar como si estuvieras sola estando rodeada de gente" es lo que sentimos quienes no queremos estar atados ni tampoco libres, quienes amamos a la gente tanto como a la soledad.
    Nos vemos en el sendero.

    Un abrazo.

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    1. Nos vemos en el sendero y diseccionamos esas aparentes paradojas que planteas :)

      Un abrazo, José Antonio.

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