Hoy es su cumpleaños.
Lo recuerdo muy bien. Ella cree que no me acuerdo de estas cosas, pero se equivoca. Es porque no hablo, porque las expresiones de mi rostro están siempre difuminadas por una niebla de estupor.
Pero sé que hoy es su cumpleaños.
Recuerdo que nació de madrugada y yo estaba sola. Recuerdo sus berridos porque quería comer mientras yo quería dormir y ella se me escurría de la teta. Recuerdo que, al salir del hospital, la envolví en un arrullito blanco que alguien tejió para ella, para nosotras. Recuerdo sus ojos tristes reflejando mi mirada triste y me pongo a llorar. Lloro mucho. Es por el glaucoma, dicen. Es por mi fracaso, pienso yo.
¿Quién de las dos se sentía más abandonada, más insegura, más frágil? Ella, seguro que ella, siempre. Pero no hay vuelta atrás.
La niebla me envuelve y a veces es cruel y otras, en cambio, resulta misericordiosa.
Escribo una nota torpe con mis dedos rígidos. Trato de esmerarme en cada letra. Doblo el papel y pongo Para mi hija. Apenas se entiende. Se lo daré a la madre Belén cuando venga a levantarme. Ella se lo enviará.
Me parece que, esa "niebla de estupor" es común a cuantos aún preservan la osada facultad de ver.
ResponderEliminarYo también me quedo aquí, si me lo permites.
Saludos.
Esperemos que esa osada facultad nos dure mucho.
EliminarMuchas gracias, Loam, estás en tu casa.
Un abrazo.
Boniro este recuerdo en un relato cargado de sensibilidad.
ResponderEliminarUn abrazo y feliz día.
Gracias, Rafael, era un día especial, sí.
EliminarUn abrazo, amigo.
Impresionante, querida amiga, impresionante. Cuidado con mimo en cada detalle, arquetípico, por cierto. Este relato es como un lamento que se emite en una frecuencia que solo aquellas que saben lo que es "criar", comprenden.
ResponderEliminarEstoy segura de que la madre Belén cumplirá debidamente con su cometido..., aunque puede que se distraiga en el camino, pero son distracciones breves..., ya sabes.
Como un lamento lo escribí, en efecto. Es verdad que puede ser un arquetipo en frecuencia madre, pero, parafraseando a Tolstoi, cada maternidad desdichada lo es a su manera.
EliminarConfío plenamente en la madre Belén, sé que llevará el mensaje aunque tarde un poquito :)
Un besazo, corazón.
Juer, hermana... Qué te digo... Que me han dado escalofríos, que se me han estremecido todas las células del cuerpo. Algo así.
ResponderEliminarSabes que me gusta este estilo: sobriedad y sencillez. Así el impacto es mucho mayor. Cuántos y cuántos tendrían que aprender de ti...
Reverencia, reverencia, reverencia... Sei grande, cara.
Baci
Si te da eso es que conseguí trasladar mi propia emoción del momento en esas frases...
EliminarMuchas gracias!! Eres generosa hasta decir basta :)
Un montón de besos.
Las madres, estén donde estén, siempre se acuerdan de nuestro cumpleaños.
ResponderEliminarUn abrazo.
Es inevitable, José Antonio, las madres adquirimos el título el mismo día (Mafalda dixit)
ResponderEliminarEse vínculo es irrompible.
Un abrazo.
Un relato desgarrador María, pero bonito en esencia.
ResponderEliminarMe alegro de haber encontrado aquella canción de otoño un día como hoy.
Gracias por tu amabilidad y por tu comentario.
EliminarUn abrazo.
María: Un escalofrío ha recorrido de arriba abajo mi espinazo. Mis ojos se han humedecido. Eso me ha provocado fisiológicamente hablando esta lectura. No es fácil conjugar en un texto tan corto tanta crudeza y tanta ternura al mismo tiempo.
ResponderEliminarMe emociona saber que has compartido conmigo esas sensaciones.
EliminarMuchas gracias.
Un abrazo.
Me gustan mucho tus relatos. En "Hoy es su cumpleaños" me he visto reflejada, hasta lo he imprimido de recuerdo.
ResponderEliminar¡Qué cabeza tan bien amueblada y maravillosa tienes!
Besos,
Aurora
Muchas gracias, Aurora! Me alegra que te gusten mis relatos y saber que compartimos determinadas emociones, añadadidas a las que ya compartimos. Y a tanto cariño de años.
EliminarMuchos besos.