Podía escuchar incluso el zumbido del cosmos
en el intenso vacio que dejabas
después de cada cita
como si fuese arrojada de la vida a un limbo
-o como se llame ahora-
en el que tu ausencia era
lo unico palpable
lo único sensible.
El resto del mundo parecía de plástico
carente del más mínimo interés
incapaz de emocionarme
o de hacer menos evidente el hueco de mi pecho.
Mi vida seguía entretanto
como si tal cosa.
Hay como un susurro en tus versos, una mirada a un rostro que te mira, que te escucha. Entonces le vas contando todo eso en pocas palabras. Al final bajas nuevamente la cabeza y te encoges de hombros. Total: "...MI vida seguía entretanto/como si tal cosa..."
ResponderEliminarUn abrazo y feliz fin de semana.
Lo has leído como un susurro... ¡¡Qué bonito es eso!!
EliminarComo un susurro "me" iba recitando esas palabras.
La vida sigue siempre, como si tal cosa...
Un abrazo, Rafael.
¡Qué fuerza tienen las palabras! ¿De dónde sacarán tanta energía?
ResponderEliminarLas palabras tienen la energía que les da el sentimiento de quienes las escriben y de quienes las leen. Supongo que es uno de los milagros de la literatura.
EliminarUn abrazo, José.
Quién no ha sentido ese vacío alguna vez, María. Difícil de llenar, excepto con la poesía que tú sabes escribir. Qué envidia de vacío.
ResponderEliminarUn abrazo.
Es un vacío conocido, sí, a veces un pesado compañero...
EliminarGracias por tus palabras, José Antonio, tan amables.
Un abrazo.
me siento conpenatrada contigo cuando te leo
ResponderEliminarMe alegra que sientas eso y te lo agradezco.
EliminarSaludos.