miércoles, 28 de marzo de 2012

Reciclaje


Me voy encontrando unos pedacitos de pequeñas nostalgias por los bolsillos y me dan ganas de vocear, desde un puesto del mercado, que vendo unas penas tibias y domesticadas, adaptables a todo tipo de gentes, muy llevaderas... "¡Comprenlas! son menudas melancolías de bolsillo, de las de andar por casa, de la de a euro el kilo..."


Organizo en un canasto caótico ristras de palabras tristes y absurdas que den algo de lástima y algo de risa, y las pongo a la venta entre cajas de dátiles y racimos de uvas. Un puesto de penas y frutas en medio del laberinto del mercado. 
Me pregunto si las ordenanzas municipales considerarán lícita mi venta...

(Cuando escribo así, utilizando algunos flecos de mi tristeza, pienso  que estoy reciclando basura...)

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