miércoles, 23 de febrero de 2011

Recovecos


El olor a alcanfor de las mantas dobladas
el recuerdo voraz de polillas hambrientas
la puerta que nunca cierra el armario
el chirrido de un somier desvencijado.

El trabajo tenaz de la carcoma,
la llave que no encuentra cerradura
la ropa que hace mucho no se estila
-antigua desde hace lustros-
 
La boria que sube del mar
las losas mojadas del patio
-verdín de los años-
el polvo en los muebles
las cenizas...
 
 
Doblo el tiempo por las puntas
como si fuese un pañuelo
para encontrarme en el cruce
la vida dejada antes
la gente perdida entonces
la niña que fue tejiendo
la vida que ahora me pongo.
 
Esa otra punta perdida
cuando las llaves tenían función
las bisagras giraban
engrasadas,
la ropa olía a membrillos...
 
Y las polillas estaban lejos
en otras casas cerradas que olían a alcanfor.

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