lunes, 30 de junio de 2014
Recuerdo a J F (con amor)
Se despertó envuelto en un inconfundible olor a fracaso.
Las sábanas, el pelo, las manos... todo estaba
impregnado de ese olor.
Se zambulló de nuevo en el sueño, buceando entre ilusiones.
Entró en un estanque de té con hierbabuena y azúcar negra.
Paladeó su sabor dulce y su transparencia hasta el ahogo
y cuando salió a respirar encajó otro despertar en plena cara.
Se sentó en la cama a hacerse un pitillo, pero encontró vacía
su cajita de lata
(abollada, con palmeras naif descoloridas)
el interior oxidado contenía tres papelillos, un triste polvo negro
y un mechero de plástico amarillo.
Una radio vecina bramaba, entre espasmos, una canción de moda.
En la plaza los grupos habituales, los gestos habituales,
los ritos
los bancos de los vencidos...
Compartir un cigarro que sabe a flores
(un reparto de humo sin palabras).
La gata recién parida alimentando a sus crías a la sombra de un naranjo.
Un paquete compacto de nubes cruzó la plaza y, sin cumplidos,
dejó caer la lluvia sobre los bancos pisados
(el servicio meteorológico había pronosticado buen tiempo)
Volvió a su casa pateando charcos
a su cuarto que huele a alhucema y tomillo
al olor a fracaso de su vida.
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¡Jo! Pues para ser un fracaso esta entrada huele a Poesía.
ResponderEliminarAsí, con mayúsculas.
Me gusta.
Un beso.
Eres muy generoso con tu comentario, Santiago, muchas gracias.
EliminarUn beso!!
Qué familiar me resulta ese olor...
ResponderEliminarQué bien lo has contado.
Un abrazo, hermana.
Qué buenos siempre tus ánimos, hermanita!!
EliminarUn gran abrazo!!
Hermosos recuerdos los que nos dejas en tus letras.
ResponderEliminarUn abrazo en la noche.
Gracias por tus palabras y por tu presencia, Rafael.
EliminarUn abrazo!!
Tristeza, soledad, frustración y apatía. Pero esas palabras que saben a poesía, hacen de todo ello algo más humano, quizá menos doloroso. Me encanta el modo cómo cuentas las historias.
ResponderEliminarUn abrazo.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
EliminarMuchas gracias, Josep Mª, me siento honrada por tu opinión, por esas palabras...
EliminarUn fuerte abrazo!
María, que lindo que nos sigas deleitando con tu dulzura.
ResponderEliminarDulzura de té :)
EliminarMuchas gracias, Pepe.
Cheirar o fracasso da vida... Quantas vezes acontece. Mas este poema é muito belo.
ResponderEliminarBeijo.
Muito obrigada, Graça.
EliminarBeijos!
Radiografía de un ser humano cualquiera, un día cualquiera.
ResponderEliminarAbrazos, siempre
Radiografía, fotografía, simple recuerdo quizá distorsionado...
EliminarGracias!
Un abrazo enorme para ti, Amando.
Eres una maga de las palabras, lo sabes, ¿no? Y si no lo sabes te lo digo yo. Como dice Amando, radiografía de un ser humano cualquiera un día cualquiera y sin embargo, en tu boca, en tus dedos, se muestra como algo excepcional.
ResponderEliminarTú eres sumamente generosa, querida Frida, como todos los que pasáis por aquí alguna vez...
EliminarMil gracias y un abrazo enorme.
Pienso que si huele a alhucema y tomillo, puede que sea un olor a sencilla timidez, incompatible con el de fracaso porque penetran a través de tus poéticas palabras.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias, Rosa, por esa opinión tan generosa y amable.
EliminarUn abrazo enorme.
Hola por qué ya no escribes? Me gustaban mucho tus textos. Un abrazo.
ResponderEliminarQuerida Conchy, gracias a tu comentario me doy cuenta de mi alejamiento.
ResponderEliminarHe pensado muchas veces para qué seguir escribiendo estas pamplinas mías, con tantas cosas interesantes que hay que leer... y casi sin darme cuenta me despegué de este espacio. Decir adiós no es fácil.
Que tú y otros visitantes estéis aquí, que me hayáis leído, que hayáis sentido conmigo lo que yo sentía en algunos tramos de este viaje, es para mí un regalo precioso.
Muchas gracias, Conchy.
Un abrazo enorme!!