jueves, 19 de diciembre de 2013

Engrisecer


Ayer te vi, después de tanto tiempo.
Ibas hacia el trabajo ausente y serio.
Un ser monótono y apático, dijiste de ti mismo,
como los que se ven todos los días en los transportes públicos,
pasando por las calles con sus coches
o caminando como autómatas...
Tu cuerpo desprendía un tono gris derrota
mientras te definías.

Un golpe de realismo distorsionó de pronto
mis fotos de colores:
las tazas compartidas de café (siempre escaso),
las colillas fumadas hasta la quemadura,
la trenka azul marino,
el frío de aquel piso de Granada
y nuestra bufanda mancomunada negra y roja 
tejida expresamente para dos
por la madre de alguno de nuestros compañeros...

¿Y tú, amigo mío, cómo me viste tú?
¿Observaste la capa de cenizas que me envuelve,
como a ti, en su grisura?

Qué fácil,
qué violentamente fácil
es dejarse (mansamente) engrisecer.

16 comentarios:

  1. Poema precioso, a pesar de ese tinte "gris" del final. ¡Felicidades María!
    Un abrazo inmenso querida amiga.

    ResponderEliminar
  2. Gracias, Rafael, tus comentarios (créeme) siempre me hacen perder un poco de la pátina gris que me recubre.
    Otro abrazo para ti, enorme.

    ResponderEliminar
  3. Perder la sonrisa es tan fácil hoy día...

    Hay tantas personas tristes y grises porque perdieron los ideales que mantenían viva la llama de la esperanza...

    La imagen es demoledora también, muy ilustrativa.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Esa es la cuestión que pretendía plasmar, Oski: la pérdida de esa luz y con ella la de los colores.

      Las imágenes las suelo coger de la red y no pongo autores porque no sé de quiénes son. Las encuentro y... espero que a nadie le moleste :)

      Muchas gracias por tu opinión y un fuerte abrazo.

      Eliminar
  4. Mira, hermana, bonita... creo que entiendo a qué te refieres con eso de la grisura (sí, yo también engrisezco) pero déjame que te diga que la percepción que tienes de ti misma no concuerda con la que tenemos los demás. Para los demás, aunque no quieras creerlo, eres un Ser de Luz. Así que límpiate las gafas, quítale el vaho al espejo y mírate otra vez.
    Besos, muchos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ya sabes, autora, que hay días en que una se permite ciertas licencias y hasta ciertas "poses". Hay días, hay momentos, hay encuentros (reales o fantaseados) y una se deja envolver en gris.
      Luego sale el sol, o la luna :)

      Mil besos y mil gracias por tus palabras.

      Eliminar
    2. La verdad es que poco tengo que añadir a lo dicho por Vichoff, salvo que solo acepto, en según qué casos, que la pátina que te recubra sea gris plata, siempre elegante y con bellos destellos :-)

      Besos y muchos abrazos.

      Eliminar
    3. Al fin, los grises grises son, aunque resulten tan elegantes como tu comentario, querida amiga :)

      Un enorme abrazo, por la frontera de los años!!

      Eliminar
  5. Respuestas
    1. Y qué poco se necesita para caer en el descuido...

      Un abrazo, José.

      Eliminar
  6. Y de nuevo otra imagen a la colección, qué fácil lo haces...

    Un abrazo!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, Miguel, me alegra mucho que lo veas así.

      Un fuerte abrazo!

      Eliminar
    2. Cuando voy hacia el trabajo suelo llevar a veces algo de gris en los ojos, pero tengo la suerte de al llegar rodearme de niños y adolescentes que me bañan con sus risas y sus cosas y el gris desaparece. Gracias a ellos no se me han despintado los colores todavia.

      Eliminar
    3. Eres afortunada, Conchy. Yo también he pasado gran parte de mi vida con niños y sé que la energía y la luz que transmiten es única.
      Muchas gracias y un abrazo.

      Eliminar
  7. El abajo firmante hace suyas las palabras de la tal Vichoff. Cree (¡sabe!) innecesarío añadir nada más.

    J.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Querido abajofirmante:
      sólo añado yo un montón de besos camino del norte.

      M.

      Eliminar

Gracias por dejar tu comentario.