domingo, 25 de agosto de 2013

En el calor del desierto


A las doce de la mañana el desierto ardía por todas sus piedras. El coche lo atravesaba a una velocidad normal, pero se me hacía eterno el paso de los montes calcinados y de las ramblas sedientas, se me hacía insoportable el peso del cielo... 
Al acercarme al bar de paredes color celeste decidí parar. 
El caballo estaba atado a una argolla de la pared. Dejé el coche al otro lado de la puerta y entré. Nube Roja (1) me miró desde la barra y se acercó a saludarme.
Nos reconocimos como se reconocen los grandes derrotados. Compartimos mesa, él con un refresco, yo con café muy caliente. Mi bolso marrón y su penacho de plumas compartieron silla, como la primera vez. Apenas hablamos, pero nos sabíamos cómplices en pérdidas y desamparos.
Nos despedimos en la puerta, él montado en el caballo, yo sentada ante el volante:
- Para alguna vez, cuando pases por aquí.
- Pararé siempre que pase.
- Entonces... quizá volvamos a vernos.
- Sí, volveremos a vernos seguro.

Desde la carretera lo miré en la planicie, en medio del poblado, como la otra vez pero ahora solo, sin turistas que lo rodearan. Me decía adiós con el brazo en alto sosteniendo el tomahawk; yo saqué mi mano por la ventanilla, aun sabiendo que él no vería el gesto de despedida.

A las cuatro de la tarde Sevilla ardía como un desierto de asfalto. El termómetro de la farmacia del barrio marcaba 43ºC y del suelo subían nubes de vapor. Al abrir mi piso me recibió la bocanada de un horno. Dediqué un pensamiento al indio amigo que se cocía en un poblado ficticio como yo en éste (no menos ficticio). 
Me habría gustado estar allí. 
Pero cada uno anda con sus pasos y los míos, finalmente, me metieron en casa. Saqué a mi gato de su jaula y le acaricié la cabeza. Correspondió dándome un lametazo rasposo en la palma de la mano. "Ya estamos en casa, R.", y R. contestó con un Miau lastimero, un poco más lastimero que el de mi propio tono. 
Somos unos teatreros mi gato y yo.

(1) "Siempre gana el séptimo de caballería" del 7 de noviembre de 2012, por si a alguien le interesa el personaje.

12 comentarios:

  1. Me arrancaron una sonrisa tus letras. ¡Gracias!
    Un abrazo y feliz tarde.

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    1. Me alegra mucho, Rafael, eso siempre es bueno :)
      Un abrazo enorme.

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  2. El mejor personaje eres tú. Un beso. Pepe

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    1. Gracias, Pepe! Con lo teatrera que soy me encanta ser personaje.
      Besos.

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  3. Sí, me acuerdo de Nube Roja. Bueno por lo menos parece que sigue trabajando. Me gusta cómo escribes, ya te lo he dicho muchas veces. Yo también escribí una pamplina de un amigo de Nube Roja, pero en plan más relajado en kellroy.wordpress.com
    Beso admirativo.

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    1. Gracias, José Mª, por tus palabras y por dejarme ahí las coordenadas para leer tu "pamplina": voy ahora mismo a conocer al amigo del indio más solitario de Almería.

      Un beso!!!

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  4. Me gusta que Bobby te entetuviera. Como ves aquello sí son pamplinas, ésto, lo tuyo, es algo serio.
    Beso.

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    1. Me gusta mucho; hoy he andado por tus textos nuevamente y nuevamente me gustan :)

      Un beso, José María.

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  5. Mi querida Mare… Siempre he pensado que la mejor aventura es vivir. Y que si la vida escribiera un diario lo haría a través de tus manos, porque tú sabes ver, sentir, percibir… lo que hay más allá de lo que nos muestran los ojos.

    Es un precioso y emotivo relato. ¿Será porque siempre me identificado más con los indios que con el Séptimo de caballería? :-)

    Besos y miles de abrazos.

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    1. Muchas gracias, querida amiga, tus palabras de ánimo son impagables siempre... La vida es una gran aventura que mejor no perdernos, desde luego :)

      Yo también me identificaba siempre con los indios tristes (porque los indios de las películas siempre estaban tristes) y esperaba (en vano) que alguna vez ganaran.
      Un enorme abrazo!!!

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  6. Desde Itaca con amor :-)

    Hija, Marenostrum, qué maravilla. También yo quisiera establecer ese vínculo con mis personajes. Me ha encantado el paralelismo entre tu ciudad y el poblado del amigo. Dos desiertos, uno de tierra y otro de asfalto. Magnífico. (Frida)

    Reverencia, reverencia, reverencia.
    Qué magia tienes, hermana, qué forma de embellecer todo lo que tocas. Un abrazo muy grande. (Vichoff)

    "Nos reconocimos como se reconocen los grandes derrotados. Compartimos mesa, él con un refresco, yo con café muy caliente. Mi bolso marrón y su penacho de plumas compartieron silla, como la primera vez. Apenas hablamos, pero nos sabíamos cómplices en pérdidas y desamparos".
    ¿Ficticio? No hay diferencia para un escritor entre lo ficticio y lo que los demás llaman real... Tú, Marenostrum estás siempre intercambiando ambas. El desierto no es un lugar de arena solamente. Y puede estar lleno y vacío, ser duro y ser amable, estar lejos y estar aquí al lado...
    Qué entrada... gracias, gracias... (Port)

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  7. Querida Mari Carmen, me siento abrumada y feliz por tu enorme generosidad (incombustible amiga) y la de los compañeros de Netwriters... No había visto el texto, me paso a agradeceros vuestros comentarios.
    Para ti no tengo palabras, te doy un abrazo.

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