miércoles, 31 de julio de 2013

La extraña del espejo

Una extraña con gesto hostil me mira desde el otro lado del espejo. No soy yo. Yo no tengo esas aristas tan duras en todo el rostro, ni ese rictus de hastío en la boca, ni la mirada tan perdida, ni el desánimo aflorando por toda la piel... 
No, no soy yo. Es la otra. Una extraña que a veces se levanta en mi cama, se toma mi café, trastea en mi ordenador y revuelve mis papeles, borra lo que no le gusta y hace anotaciones completamente inapropiadas que no me gustan a mí. Y a veces, como hoy, se asoma al espejo cuando yo voy al baño y se me pone delante para que la vea bien. 
La miro (retadora), me mira (aguanta el reto)... 
Creo que no nos gustamos nada y, sin embargo, sigue ahí. Repite conmigo los gestos absurdos que hago y me dice adiós con la mano cuando me despido... 
Me propongo espantarla; reúno coraje y me dirijo a ella: "¿qué haces ahí, qué quieres? lárgate, déjame..."  Esperaba que bajara la mirada, avergonzada, pero no, siguió allí quieta, sujeta al filo del lavabo, como yo, aunque yo estoy con más cara de susto que ella... Ella, simplemente, parece recelosa. 
Tendré que desarrollar una paciencia infinita con esta mujer extraña que parece querer quedarse por aquí, rondándome por las esquinas de los espejos... Quizá hasta le busque un nombre.

14 comentarios:

  1. Seguro que le encontrarás el sitio exacto en tu corazón.
    Un abrazo y feliz día.

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    1. Espero poder instalarla allí, ya que la tengo de okupa del espejo.

      Un fuerte abrazo, Rafael.

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  2. Gracias María por contarnos la historia de esa amiga tan correosa, quizás, como todos nosotros, tan sólo necesite un poco de cariño.

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    1. Seguro que necesita mucho cariño :)
      Gracias a ti, José.

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  3. Aunque en ocasiones se muestre inoportuna, no te deshagas de ella, será una buena aliada en determinados momentos.

    Salud!

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    1. Casi siempre me parece inoportuna esa "otra", pero confiaré en que podremos aliarnos en algún momento, aunque sea puntual.

      Salud, Loam.

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  4. Hay lazos que cuestan mucho romper. Quizá, en lugar de la ruptura, la solución esté en la tolerancia y en la comprensión. ¿En la reconciliación? Podría ser. Un abrazo.

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    1. Tienes razón, lo mejor es reconciliarse con el reflejo de nosotros mismos, aunque a veces nos parezca un extraño y hasta un intruso. Gracias!

      Un abrazo.

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  5. Aguantarnos a nosotros mismos es el reto más difícil, pero a veces también nos damos alegrías. Todo consiste en no ser demasiado sargentos.

    Un abrazo.

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    1. Somos una fuente de fastidio y de alegría, a ratos más de una cosa que de otra, pero así es y así hay que quererse.

      Interesantes reflexiones las vuestras, que me dan aire y me hacen sentirme contenta, pese a la Otra, esa incordiante mujer...

      Muchas gracias.
      Un abrazo.

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  6. Ay, hermana, no sé qué decirte, yo tengo el mismo problema.
    Si encuentras una fórmula eficaz para tratar con Ellas me la pasas, por favor.
    Un abrazo enorme.

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    1. Estaremos a la recíproca: la primera que encuentre la forma de exorcizar a La Otra, que lo cuente :)

      Un abrazo y mil besos.

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  7. ¿Has vuelto ya de tu destierro, querida? Me da que cuando lo hagas la extraña del espejo será un poco menos extraña ;-)
    ¡Beso!

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    1. Ya sí he vuelto, hace dos días y digamos que contra mi voluntad... Me miraré al espejo a ver si se fue la extraña :)

      Montón de besos, Frida.

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