miércoles, 5 de junio de 2013

Sonrisa de saldo




Siento que llego tarde a algo cuando apenas
me acabo de despertar.
Voy ligera por la calle con esa urgencia soñada,
me apresuro en los semáforos al ver que cambian a rojo
como si alguien me esperase no sé dónde. 

Siempre es decepcionante la indiferencia del tiempo
y saber que nunca más
ya nada importará demasiado.

Vuelvo a la cama o al sueño
-no hay una gran diferencia-
con las aceras pegadas a las plantas de los pies,
en mi cara dibujada una sonrisa de saldo.

Pero hoy puede ser mi día de suerte.

Y correr por las calles no es tan descabellado

después de todo.

12 comentarios:

  1. ¡Ojalá se haya podido realizar ese sueño tan lindo...!
    Un abrazo y feliz tarde.

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    1. Gracias, Rafael, siempre hay sueños que se realizan y a veces ni siquiera sabemos que era un sueño :)

      Un abrazo!

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  2. Tú nunca llegarás tarde a nada, hermana, porque vas por delante.
    Y estate tranquila: lo que buscas te encontrará.
    Abrazo enorme.

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    1. Bueno, como tampoco sé muy bien lo que busco no sé si dejar que me encuentre. Ya sabes, esas paradojas...

      Muchos besos, sister.

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  3. Nunca es tarde para nada, incluso para lo más insospechado.
    Yo lo sé, y eso que aún soy muy chica.
    Precioso el poema, by the way.
    Beso apretadísimo.

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  4. Realmente la vida es circular, como un cuento, y andar es volver al principio, con la ventaja de que podemos sonreír a aquello que tantas veces nos hizo sufrir en el pasado. Incluso soltar una carcajada. Prueba.

    Un abrazo.

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    1. La vida es como un cuento, sí. Es curioso, tenía de chica una vecina que siempre decía que la vida era como unos "Grandes Relatos", aquella serie de televisión española de hace mil años; a mí me hacía mucha gracia aquella vecina con sus comparaciones.
      Gracias por tu comentario, un abrazo.

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  5. María, creo que en realidad nunca sabemos quién nos espera ni hacia donde vamos.

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  6. Y ni siquiera, en mi caso, qué es lo que es realidad espero que me espere :)

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  7. No sé si leerás este comentario pues he esperado a que pusieras otra cosa. Lo he leído y me parece ver un fondo triste que no es sólo de este poema y me recordó, no sé porqué a "La oscura melancolía de Robinsón Crusoe" de Joan Margarit. Supongo que conoces a Margarit.

    Hoy, al llegar la edad del frío
    -la edad de valorar los libros ya leídos
    y las calles tranquilas-
    la luz del patio cae con tristeza
    en cada ventanal.
    ¿Dónde estás viejo Crusoe?
    Y ella ¿donde está? Hay todavía
    una pequeña estación de pueblo
    con los raíles llenos de amapolas
    fugando hacia el inmóvil horizonte.
    ¿Dónde estas tú y dónde está ella? Alguien
    vaga entre las moreras de la calle
    en ese umbrío atardecer del tiempo.
    Un muro de palabras, no otra cosa,
    es lo que nos separa de la muerte
    y, por tanto, escuchar, viejo Crusoe,
    es un regalo lleno de penumbra
    y de razones del anochecer.

    No tiene nada que ver con el tuyo, pero me recuerda tu estilo.
    Beso.

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  8. Maravilloso, Margarit. Traes unos poemas tan buenos que pensar que algo mío te los recuerde, aunque sea remotamente, me enorgullece. Creo que te dije una vez que guardo en una carpeta todas estas aportaciones. Este me gusta mucho. Eso de "...alguien vaga entre las moreras de la calle..." me ha transportado a las moreras de mi calle de la infancia. Y el muro de palabras entre la vida y la muerte...

    Ya ves que vi tu mensaje; estos sistemas -que soy incapaz de entender ni de lejos- informan enviando un mail al correo :)
    Muchas gracias.
    Un beso.

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