Pues sigue mirando al cielo. Emborráchate de la luz que desprenden las estrellas, de esa luna que nos deja su silueta enamorada. Mira al cielo sin miedo y luego cierra los ojos. Quizás sientas un abrazo invisible, es el viento y la brisa que quieren sumarse a ese sueño. Un abrazo en la noche, a través de una estrella, deseando tengas un lindo fin de semana.
Muchas gracias, Rafael. Siempre encuentras las palabras precisas para crear magia poética. Seguiré mirando al cielo, aunque a veces voy demasiado en línea de tierra :)
En una ocasión, tras mi divorcio, viajé con mi hija, que contaba por aquella época seis o siete añitos, hasta Santiago de Compostela a ver una inolvidable exposición de escultura. Mi cuñado Josiño me dejó las llaves de su pequeña casa de Xubin (Ourense) para pernoctar. Al atardecer mi hija y yo bajamos hasta el Río Miño y nos tumbamos en la orilla, sobre unos cantos rodados, a mirar el cielo dándonos la mano. Nunca se me olvidará ese momento. Qué pena que miremos tan poco hacia el cielo con lo mucho que nos mira él.
Dicen que hay instantes que pueden justificar una vida. Esos momentos tuyos con tu hija pueden justificar de sobra una vida, José. Son los que quedan en el corazón para siempre. He podido veros allí, en esa estampa dulce y cobijados por el cielo del Campo de la Estrella. Gracias por dejar esa imagen.
Pues sigue mirando al cielo. Emborráchate de la luz que desprenden las estrellas, de esa luna que nos deja su silueta enamorada. Mira al cielo sin miedo y luego cierra los ojos. Quizás sientas un abrazo invisible, es el viento y la brisa que quieren sumarse a ese sueño.
ResponderEliminarUn abrazo en la noche, a través de una estrella, deseando tengas un lindo fin de semana.
Muchas gracias, Rafael. Siempre encuentras las palabras precisas para crear magia poética. Seguiré mirando al cielo, aunque a veces voy demasiado en línea de tierra :)
EliminarUn fuerte abrazo.
Feliz día.
En una ocasión, tras mi divorcio, viajé con mi hija, que contaba por aquella época seis o siete añitos, hasta Santiago de Compostela a ver una inolvidable exposición de escultura.
ResponderEliminarMi cuñado Josiño me dejó las llaves de su pequeña casa de Xubin (Ourense) para pernoctar. Al atardecer mi hija y yo bajamos hasta el Río Miño y nos tumbamos en la orilla, sobre unos cantos rodados, a mirar el cielo dándonos la mano. Nunca se me olvidará ese momento. Qué pena que miremos tan poco hacia el cielo con lo mucho que nos mira él.
Dicen que hay instantes que pueden justificar una vida. Esos momentos tuyos con tu hija pueden justificar de sobra una vida, José. Son los que quedan en el corazón para siempre. He podido veros allí, en esa estampa dulce y cobijados por el cielo del Campo de la Estrella. Gracias por dejar esa imagen.
EliminarFeliz día.