viernes, 12 de octubre de 2012

Maneras de romper



Eran las 12 de la mañana y Aurora seguía remoloneando en la cama, agustísimo, esperando la llamada de Rafa que habría llegado al aeropuerto a eso de las 10 y ahora estaría ya en su casa, preparándose para llamarla y quedar. Aurora agradecía este día festivo que le permitía alargar así la mañana, con libros en la cama, el artículo que tiene pendiente de la Revista de Neuropsiquiatría, la taza de café en la mesita, el teléfono a mano y esperando a Rafa. Rafa la llamó ayer para decirle que había cambiado el billete y volvía hoy, que el congreso había sido cansado y se quedaba ese día para reponerse. Pero ya está en casa y ella deseando verlo. 

Estaba distraida cuando le entró un mail de Rafa ¡qué raro! pinchó rápida:

Aurora!! ya estoy en Sevilla, sé que te dije que te llamaría enseguida y que me estarás esperando, pero... tengo algo que contarte. Te hablé de la compañera de Epidemiología que presentó una comunicación interesante ¿te acuerdas? una chica de Granada, majísima. Bueno, en la cena de hace tres días se sentó frente a mí y tuvimos bastante feeling, unas miradas volcánicas nos cruzamos, ya sabes cómo son estas cosas. La verdad es que me gustó mucho, y antes de darnos cuenta estábamos tomando una copa, pasando del resto de compañeros que, desde luego, se dieron cuenta de la movida y fueron discretos. 

"¡¡¡Mamonazoooo, no me lo cuentes!!!" Aurora va a la cocina con lágrimas como naranjas corriéndole por la cara, coge del congelador un envase de medio kilo de helado de chocolate belga y una cuchara sopera y se va a la cama comiendo.

Nosotros no teníamos nada serio, como sabes, pero de alguna forma siento que... que he traicionado nuestra historia. Pero esta otra me ha cogido tan de improviso, con tanta violencia y ternura, que me siento muy pillado con esta mujer. Se llama Eva. Ayer los dos cambiamos la fecha de nuestra vuelta a casa para poder estar juntos un día más. 
Aurora, no sé cómo decirte cuánto siento hacerte daño...
Luego te escribo más, que ahora me voy a ir a comer con mis padres. 
Un beso.

Aurora grita de dolor. Suena el tono de mensajes en el móvil. Es Rafa: Aurora, te he escrito un mail. Cuando lo leas me dices. Abrazo. La esperanza se le heló en las venas. Con furia, se mete en la boca tres cucharadas seguidas de helado de chocolate. "¡¡Pero qué cuajo tienes, Rafa, qué cuajo!! me avisas para que no me pierda ese delicado parte informativo que usas para romper conmigo".

Entra otro mail cuando se ahogaba entre sollozos y helado:

Mira, me queda un poco de tiempo aún y quería decirte que esto ha sido inevitable, de verdad. Como si me hubiera caído encima un rayo de amor. Me siento muy triste ahora, no sé cómo seguiremos Eva y yo nuestra historia, ella tiene novio en Granada y todo es complicado. Pero han sido unos días tan bonitos, tan emocionantes. Me siento flotar ¿Lo comprendes? 

"Encima con cursilerías. Sin corazón y ñoño". El envase de helado baja de nivel rápidamente, la cara de Aurora es un mapa de churretes.

Un beso, y luego te sigo escribiendo.
Ah! te he mandado un sms.

Coge el móvil y relee el sms. Tiene que contestar asépticamente: antes prefiere hacerse el harakiri con el lápiz que tiene en la mesita que darle a entender a este hombre desalmado que se está muriendo a chorros. Lo he leído. Te escribiré. Feliz regreso. Y encima añade un emoticón de sonrisa, no fuera a pensar Rafa que estaba llorando como una Magdalena.

A las once de la noche, tiene tres correos más de Rafa en la bandeja de Entrada. No los ha abierto. Intuye que vienen más detalles que le arañarán el corazón. Tampoco puede apagar el ordenador, está pegada a él como si se hubieran calcinado juntos. Sigue con la cara enrojecida, los pañuelos de papel hacen corro en el suelo, el helado desapareció hace mucho, la ilusión también. 
La vida es así, se repite a cada paso, es así de cabrona y te da un guantazo cuando menos lo esperas. Mañana es sábado, por fortuna, así que tengo dos días para tragarme este caramelo, digerirlo y llegar a trabajar el lunes más o menos digna, para no gritar como una plañidera cuando me encuentre a Rafa en el hospital. ¿Y si mirara los traslados? Hablaré con el jefe del servicio, lo mismo hay alguna plaza libre de mi especialidad dentro del Área. 

Se tumba de lado abrazada al ordenador. Siguen entrando correos en la bandeja de vez en cuando, con su tinteneo fugaz de aviso.

4 comentarios:

  1. La verdad es que es una manera de romper que no creo que se dé en la vida real, pero tú lo haces hasta verosímil con tu manera de narrar.
    Pausadamente y de una forma pseudoirónica vas mostrando los detalles de esa noticia que despierta totalmente a una chica que pensaba pasar un día tranquilo mientras "remoleaba" en su cama. Luego todo transcurre de forma vertiginosa, y los acontecimientos se suceden en esos correos, sms hasta desembocar en un baño de lágrimas y lamentaciones.
    Personalmente sigo disfrutando con tus escritos, así que esperaré el siguiente. (Sonrío)
    Un abrazo y feliz fin de semana.

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    1. Creo que en la vida real se da de todo, pero cuando uno no es capaz de determinadas conductas, difícilmente puede creerse que existan.
      Tus comentarios son muy valiosos para mí, Rafael. Te lo agradezco mucho.
      Y me encanta que me leas con una sonrisa puesta.
      Pasó el fin de semana.
      Feliz noche.

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  2. Qué fácil lo haces; y que bien. Es que lo haces tan real, que nada más terminar de leerlo, no he podido evitar exclamar: ¡Joder que jeta! (Con perdón), pero es que escribes muy bien.
    Beso

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    1. Unas veces escribo fácil, como si todo estuviera ya organizado para chorrear por la punta de los dedos; otras, las palabras se me atascan, o la idea inicial se evapora de golpe y me deja un espejismo inconsistente en su lugar.
      Tu exclamación vale por la mejor crítica, 81 :)
      Un beso.

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