viernes, 7 de septiembre de 2012

Desayunos felices


Yo antes compraba churros congelados para freir en casa.
Antes, cuando los niños eran chicos y hacíamos desayunos felices... Bueno, al menos ruidosos y pringosos.

Queriendo ser feliz -o al menos pringosa- hoy frío churros para desayunar. Son las 09.25h. Pongo Radio Clásica y en mi cocina se mezclan los chisporroteos del aceite con el Nocturno en Si bemol menor de Chopin a buen volumen. Me da risa imaginar que entro en un concierto de cámara envuelta en olor de aceite frito, con un papel grasiento en la mano y ofreciendo churros a los asistentes, como en los viejos trenes: "¿Ustedes gustan?" "Les apetecería probarlos?"... Con las tonterías, me pierdo el concierto de la radio. 
Pero estoy contenta porque hoy viene mi hijo pequeño a pasar unos días; tengo que preparar su cuarto y quiero -necesito, me urge- comprar comida: hasta a mí me parece lamentable la situación de mínimos en que está ya el armario de la cocina; y del frigorífico ni hablo.
 
23.49h. Se ha disipado el olor a aceite frito, no suena la radio.
Llegó mi hijo, me alegré mucho de verlo, él se alegró de verme, nos contamos algunas cosas, dejó la mochila en su cuarto y se fué con su perro a casa de su novia, a cenar y a pasar esos días en su piso: chimpún.

"Todo es lo esperable y lo deseable", me susurro ante el espejo del baño, mirando mi cara de boba perpleja.

Armario y frigorífico rebosantes de comida. Y yo fingiendo toda la noche que no estaba triste. Me dedico un rato a zapear en la tele mientras leo algo sobre cómo trata Buda el tema del dolor y del desapego, que tendré que releer si quiero enterarme de algo.

Antes, cuando mis hijos eran pequeños, algunos desayunos eran ruidosos, risueños... y parecían felices.
 
 

4 comentarios:

  1. Ay! Cómo pasa el tiempo... Ya no los comeré, salvo que traigan mi nieta a desayunar conmigo. Pero hubo un tiempo en que sí, yo también los comía en el desayuno de los domingos. Buenos tiempos aquellos. ¡Mecachis..!

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  2. Me uno a ese Ay! tuyo, 81. Pero no esperes a que te lleven churros a casa, sal a buscarlos de vez en cuando: siguen siendo buenos los churros y sigue siendo buen tiempo para comerlos :)

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  3. Tu relato me ha recordado los que yo salía a comprar hace ya muchísimos años y luego, saboreaba masticándolos con un fervor casi religioso. ¡Gracias por devolverme ese recuerdo!
    Un abrazo.

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  4. Sonrío ante esta "apología del churro" que estamos haciendo con retazos de recuerdos. Gracias por acompañarme en mis desayunos, Rafael.
    Un beso.

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