martes, 14 de agosto de 2012

No me dejes solo un domingo por la tarde



Una pintada en una pared de mi barrio decía: "no me dejes solo un domingo por la tarde", y esa precisión le daba un toque conmovedor al mensaje. Me conmueve el texto, los desconchones de la pared, los personajes que reclaman compañía en determinados momentos en que la soledad resulta particularmente inmasticable.

Un domingo por la tarde, la soledad se adensa como un gran bizcocho hecho con demasiada harina, como si los retazos de toda la semana se hubieran apelmazado para cocerse y llegar a casa a presentar sus respetos como una visita inoportuna...
(Esa visita inoportuna que lleva pasteles un domingo por la tarde.)

Ayer no era domingo, o quizá sí: era uno de esos días mal disfrazados a los que se les olvida cubrir su piel gris, su cansancio, su consistencia desflecada...

Ayer amaneció domingo por la tarde y se mantuvo así casi todo el día.
 
("...por mis sueños va, ligero de equipaje,
sobre un cascarón de nuez,
mi corazón de viaje..."
va cantando Sabina, acompañado del coro de chicharras que barruntan más calor)
 
 

6 comentarios:

  1. Es posible que en un momento dado leamos algo parecido, en una pared, en una estación, en un baño... Pero ¿cuántas veces miramos al cielo y también le susurramos algo así? "No me dejes solo ahora, en este momento, te necesito..."
    Un abrazo y feliz martes.

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  2. Hace días que siento que todos estos días son domingos por la tarde... A veces ocurre, la pesadez y los grises enturbian la vida, el exceso de harina se aglutina en la garganta y cae pesado en el estómago.
    Qué bien reflejan tus palabras ese desánimo agarrotado en el interrior mientras un concierto de chicharras barruntan el calor.
    Te entiendo tan claramente y me ha gustado tanto...
    Abrazos de brisa.

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  3. Muchas gracias, Rafael, ya desde un miércoles festivo.

    Sí, pedimos esas cosas muchas veces, pero el cielo es un poco sordo :) -Ya se quejaba de ello Don Juan-

    Un fuerte abrazo, compañero.

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  4. Agradezco mucho tus palabras, Mafalda, me emociona ese sentimiento tan cercano... Me alegra compartirlo, aunque suponga estar en grises. Luego vendrán colores.

    Muchos besos, y gracias por ese soplo de brisa :)

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  5. Conocí a alguien que odiaba los domingos. Opinaba que deberían suprimirse del calendario.
    Yo los utilizo para hacer balance de la semana, normalmente en soledad. Y me pregunto qué hay de malo en estar uno solo con sus pensamientos. ¿Existe algo mejor que reunirse con uno mismo?

    Un saludo.

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  6. Yo no suprimiría los domingos, me parecen un buen tobogan al lunes y de todas formas algún otro "pobre" día tendría que ocupar su espacio :)
    Cada uno los salva como puede, solo o en compañía; en un sueño de arena o en un remolino de lluvia...

    Gracias por tu comentario, José Antonio.

    Un saludo y feliz noche.

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