martes, 7 de agosto de 2012

Té para uno


Me gustaba tu cara despistada
tus ojos de miope
tu pelo mal cortado
tu barba de tres días
y aquella camiseta tan gastada
-un gato azul de espaldas
mirando a las estrellas-
con un agujero en el costado izquierdo
justo para meter mi dedo
y disparar el as de corazones.

Me gustaba perderme en tu sonrisa
encontrarme en tus manos
perderme nuevamente...


(Preparo té para uno. Caliente, dulce, solitario.
Con mis gafas de soledad veo tu taza vacía al fondo de la repisa...
Mañana empezaré a dejar de esperar esa carta que aún espero)

6 comentarios:

  1. Té para uno, en la soledad y con los recuerdos que como remolinos llegan y se van, se acercan y se alejan, pero que subyacen en el fondo del corazón como el rumor del mar en las caracolas.
    Un abrazo en la noche.

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  2. Es cierto, quedan los recuerdos así, como ecos guardados en una caracola y apenas algo los roza dejan oír su murmullo...

    Gracias por tu compañía, Rafael.
    Un abrazo.

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  3. Hola María, pase por tu espacio y con tu permiso me quedo.
    Gracias por compartir.
    Saludos.

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  4. Me ha gustado mucho, María. Hoy se me acumulan recuerdos de muchísimos años atrás, cuando la dama de la noche muestra su arma blanca y se deja de estar, en el tiempo.
    Bella forma de recordar, amiga.
    Abrazos.

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  5. Bienvenido, Universo, a este espacio que no es mío, sino de aquellos que -como tú- pasan y se quedan.

    Gracias por estar ahí.
    Mis saludos.

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  6. Cuando se me agolpan recuerdos y de pronto noto removerse dentro una felicidad olvidada o el dolor de una herida que creía cerrada, entonces los dejo gotear sobre el teclado, como retazos deshilvanados...
    Me alegra mucho que te haya gustado, Mafalda, y espero que tus recuerdos sean gratos.

    Muchas gracias, y un fuerte abrazo.

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