viernes, 6 de enero de 2012

Otra de Reyes (y van dos)


En casa de mi ex-marido ya no quedan fotos mías. 
Me he dado cuenta hoy, entre paquete y paquete, en medio de cajas abiertas y de muchos metros de papel roto, aturdida por el barullo de los familiares congregados, de la música de saxofón y del piar de los pájaros asustados. 
Enredada en ese jaleo, noté algo raro en el salón y, al mucho tiempo -mi lentitud es proverbial- vi justo eso: que no había ni una de las muchas fotos mías que siempre estuvieron por allí. No estaba ya en ningún sitio de la casa. Presté atención, por si acaso alguna, aunque fuera pequeña, persistía: nada, mis fotos han desaparecido de su casa. En todas las mesitas y otros soportes he sido ya sustituida por su actual novia que, para más INRI, le va dejando mensajitos cariñosos en post-ist de colores: había en la puerta de la cocina, en un cuadro del salón, cogido a un alambre de la jaula, en el espejo del baño...

¡Lógico! -dirá cualquiera con dos dedos de luces- 
Pues sí: lógico y hasta deseable, sí. 

Pero sentí que de pronto un jirón de tristeza se me enganchaba en el alma, como una araña grande y pegajosa, y allí se quedó todo el tiempo de la visita, como se quedó mi sonrisa helada y cortés hasta que me vi sentada en el coche, y hasta que -por fin- terminé de decir adiós por la ventanilla y metí la marcha a toda idem. 

Contradicciones del corazón humano, que por la misma causa sufre y se alegra, según y cómo. 
A Dios pongo por testigo, como la Srta. Escarlata, de que trataré en lo sucesivo de estar algo más alerta a las artimañas de mis díscolos sentimientos.

Leo en algún sitio -cachondeo puro- que el cielo va a presentar su nueva versión de Dios: Dios 2.0. porque Steve Jobs parece que sigue empeñado en la cosa tecnológica desde el más allá. Espero esa nueva versión, a ver qué tal resulta. 
Entretanto, doy mordiscos desesperados a cuantas chucherías almacenaba en casa para situaciones de emergencia; en este momento devoro una esponjita blanca y rosa de unos treinta cm. de largo, gorda y envuelta en una espesa capa de chocolate con sabor a grasa pura. Veo al colesterol, incansable y metódico, poniendo diques por todas las arterias de mi cuerpo, pero me da igual, todo vale con tal de digerir, junto a esta esponja descomunal, la frustración retardada.

Si el año sigue así se va a enterar, pienso cerrarle la puerta de mi casa y no abrir hasta que llegue el 2.013 y/o la nueva versión de Dios.

1 comentario:

  1. ¿Qué es una fotografía? El reflejo de un instante pasado de nuestro tiempo. Las expuestas en las casas suelen coincidir con momentos felices de nuestra vida o, con aquellos, que por alguna razón, nos hacen sentir bien.

    Existan o no estas pruebas impresas, nunca nos podremos desprender de aquellas que guarda nuestra memoria, porque es ahí donde verdaderamente residen nuestras mejores fotografías. Quizás ya no estés físicamente expuesta en un trozo de papel pero... seguro que sigues estando expuesta en el corazón de esa persona y en su memoria, con ese album de fotografías que nadie, por mucho que quiera, podrá arrebatar.

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