sábado, 22 de octubre de 2011

Portada de un diario


Juanjo me ha preguntado esta tarde qué opino sobre la muerte de Gadafi y me ha pillado en bragas, como suele decirse. 
De repente me he dado cuenta de lo muy abandonado que tengo el asunto de leer prensa, reflexionar sobre los hechos políticos, analizarlos a la luz de la historia, relacionar hechos, interpretarlos, extraer algunas conclusiones -que tengan para mí sentido- de los sucesos que, para bien y para mal, marcan las políticas mundiales y, en consecuencia, son importantes para la gente.

Cojo su periódico y lo miro mientras él va a la cocina a por más café: la foto de Gadafi muerto me golpea y me sobrecoge; la noticia pierde fuerza al lado de los titulares sobre el Comunicado de ETA, pero miro la cara de Gadafi muerto y digo, casi grito: ¿lo han ejecutado? me recorre un latigazo de horror leyendo por encima las declaraciones de los líderes occidentales, que, sonrientes, enaltecen con esa muerte el triunfo de la libertad. La sagrada Libertad. Pienso en las muertes de Bin Laden y de Saddam Hussein, todas ellas con un tufo indiscutible de ejecuciones "en favor" de la libertad y de la democracia... Miro a Juanjo, me siento tan triste, tan abatida, que apenas me sale la voz del cuerpo: así, sobre esta base de mentiras, se va a construir un nuevo sistema social en Libia... Suelto el periódico porque me resulta hiriente la sonrisa triunfal de nuestros próceres ante la muerte -¿asesinatos?... hay que aclarar muchas cosas- de sus mayores compradores de armas.

El café se ha vuelto a quedar frío y le propongo a Juanjo dar un paseo por el parque.
Mezclamos la conversación sobre la crisis con comentarios sobre los colores de las hojas de los árboles, que al fin amarillean. 
Vuelvo a casa en bicicleta respirando a fondo el aire de la noche y los gases de los tubos de escape. Los coches me adelantan pasando a dos palmos de mis pedales, como si tuvieran mucha prisa ¿Para qué corremos tanto?...

¿Encontraremos nuevos compradores de armas para que nuestra industria no decaiga, mientras nos repartimos el petróleo libio?

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