domingo, 30 de enero de 2011

El peso de mi planeta


Viví en Sirio unos cuantos años. O a la luz de esa estrella.
Me acostumbré al tiempo sin medidas fijas, a los espacios ilimitados, al movimiento sin peso.

Se ha quedado un hueco en toda la casa, lo he notado ahora, lo noto siempre porque siempre miro sorprendida los restos de los naufragios, como si no los esperara pese a saber que acechan, que siguen de forma inevitable a las calmadas navegaciones...
Como siempre, hace un rato he mirado sin creerlo estos despojos en la playa: la guitarra con su postura de estar a medio sentar en la silla, la cama abierta, los libros desperdigados, las tazas de propaganda con dibujos de Forges... Esas cosas ya sin alma, que son mías y no las reconozco, me han recibido en mi cuarto. En la cocina, la pulcritud de mi frugalidad alimenticia. Y la cafetera permanente.

A duras penas voy siguiendo el "mito de Sisifo", que no es lo mejor que puedo hacer ahora precisamente y sin embargo...
El comienzo me parece claro y evidente: la toma de conciencia del absurdo como consecuencia de la fractura entre el individuo y el mundo. Hasta ahí todo bien, no hay motivos o motivaciones, de ahí todo el sinsentido, la intranscendencia, la indiferencia. Pero no se cómo se las ingenió Camús para acabar explicando que no hacen falta motivos para vivir, que Sísifo hace bien levantando una y otra vez la piedrecita y tomando conciencia del absurdo del asunto mientras baja a por ella.
Se me escapa entre los dedos esa explcación.
La ética personal de Camús es asombrosa.

2 comentarios:

  1. A ver... lo primero y más importante: yo (nos) también tenemos las tazas de Forges. Te las llenaré de café cuando quieras, lo sepas.

    Camús, Sisifo y el absurdo. No hay respuesta a la pregunta de "para que". Al menos yo no la tengo y las que me han sido suministradas no resisten el analisis más elemental. Al final todas remiten a un algo extraño llamado fé, virtud teologal de la que carezco, al igual que las de esperanza,otro absurdo existencial, y caridad, sucedaneo de lo que debiéra ser justicia.

    O tal vez si, tal vez haya tantos "para que" como personas que se hayan planteado la pregunta, tal vez cada uno deba llenar este absurdo que es la vida con sus propias razones, porque si no, la alternativa es la que se plantea Camús, a saber, mandarlo todo a tomar pol culo y buscarse una buena altura o una cuchilla fien afilada. Tal vez baste con agarrarse a la idea de dejar el estercolero un poco más limpio que cuando llegaste, de haber provocado alguna sonrisa, haber quitado algún hambre, haber matado algún hijoputa... cada uno la suya, Mare, si usted me entiende. O abrazarse al imperativo moral y ponerse a hacer lo que dijo Kant, Confuncio, Jesus el de la biblia: haz lo que está bien porque está bien. Y seguir adelante hasta el final de la pelicula. Yo pienso seguir, me quedan muchas risas, probablemente alguna lágrima y una infinitud de besos, que, cosa extraña, cuantos más doy, más me quedan.

    ¿Te apetecen unos cuantos? Y así nos dejamos de filosofías, coño ya.

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  2. Lo más importante (de acuerdo): tomar juntos esos cafés, muy calientes y en tazas enormes.
    No tenemos respuestas para casi nada. Sin embargo, tratar de hallar sentido a los sinsentidos resulta entretenido, cuando menos. Tus reflexiones, por ejemplo, me dan para un buen rato. Me agarro a la idea (simple y esencial) de generar sonrisas y abrazos y tratar de contagiarlos, como una gripe, ojalá pandémica :)
    Fuera filosofía y vengan esos besos!!


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